miércoles, 29 de junio de 2011

Sé que hay tres visitantes ahora mismo al otro lado y os diría que casi no puedo anotar esto porque escribir, ayer, me dejó como al fusil recién disparado del que Pavese hablaba; me dejó temblando, humeando y vacía. Y hoy, de escribir toda la mañana salí medio a rastras, como un espectro, como una sábana hueca, y ese estado se ha prolongado hasta ahora pero con progresivo decaimiento de mi ánimo. Sergio, si como dices en tu comentario escribes para detener una hemorragia, aunque luego agregues ese clamor a que la sangre siga manando, por favor, detállame cómo te las apañas para lo primero, para hacer de antihistamínico, porque no sabes cuanto necesito hoy volver a sentirme las venas habitadas.